Mucho se ha hablado y se ha escrito sobre la Guerra por el Talento. Por décadas, muchos se han dedicado a preguntarse y ocuparse por descubrir dónde y con quien están los mejores, cómo los atraemos, cómo nos los “robamos”. Es casi visto como una presea de oro. Pocos han sido los que se han preocupado a fondo por crear una organización magnética. Y son menos aún los que lo han logrado. Pocos son los que puede presumir que sus sistemas, sus procesos, su gente, su marca, su imagen, y su presencia social son su mejor campaña publicitaria para atraer talentos. Bien por ellos, y bien por los que van por ese camino!
Quienes lo han logrado, saben que la batalla por el talento ya no está solamente afuera. Saben que la batalla no consiste en salir a robarse a los mejores, sino en crear y mantener una organización a donde los mejores lleguen, casi, por si solos. Hoy en día, salir a “robarse” gente, con practicas canibalistas, es visto como poco ético y de mal gusto. Hay quienes incluso dicen no a los talentos generados por la competencia directa. La nueva tendencia es NO al canibalismo, SI a crear relaciones constructivas en el creciente y competido mercado del talento. SI a la identificación y formación de talentos tempranos (management trainees). SI a las superestrellas, pero a las superestrellas con los pies bien plantados sobre la tierra y con una ética profesional a prueba de balas. SI a comprender que la oferta de valor para formar, atraer y retener a los mejores talentos consiste en la suma de todas las partes de una organización, y que es, indiscutiblemente, la estrategia a seguir para obtener el éxito sostenido.